Comience a amasar la masa. En un recipiente hondo, mezcle 2 tazas de harina, sal y polvo para hornear. Vierta agua fría y revuelva la masa comenzando desde el centro. De esta manera se aprovechará toda la harina y no quedarán grumos. Añade la cantidad necesaria de harina hasta obtener una consistencia líquida homogénea.
Amasar y extender la masa. Amasar la masa con las manos; Debe ser rígido y suave al mismo tiempo. Dividir en 5-6 partes. Amasar y aplanar cada pieza con la palma de la mano. Con la ayuda de un rodillo, extienda la masa hasta formar una torta plana de 4-5 mm de espesor. El grosor puede variar pero no más de 1 cm.
Calienta una sartén, agrega aceite vegetal y fríe los panes planos por ambos lados hasta que estén dorados.