Moler las yemas con el azúcar. Para ello, añade las yemas, el azúcar, la sal y la vainilla en un recipiente hondo. Batir la mezcla con una batidora hasta que quede suave y esponjosa.
En un recipiente aparte, bata las claras de huevo. Deberían aumentar su volumen entre 2,5 y 3 veces. Añadelas en porciones a la mezcla de yemas, alternando con la harina tamizada y revolviendo suavemente.
Vierta la masa en el molde y alise su superficie. Coloque el molde en el horno y hornee el pastel hasta que esté dorado, aproximadamente 35 minutos. Puedes comprobar la preparación de la galleta con un palillo de madera. Perfora el pastel con un palillo; no debe quedar nada de masa en él.
Deje la galleta en el molde durante 7-10 minutos. Luego, con cuidado, cortando los lados con un cuchillo, retíralo del molde desmontable. Dejar enfriar sobre una rejilla.
Preparar la crema. Hervir la leche y dejar enfriar a temperatura ambiente. Mezclarlo con vainilla. Batir la mantequilla con una batidora y, sin parar, añadir el azúcar glas. Vierta la leche enfriada, aumentando gradualmente la velocidad del batidor.
Empecemos a montar la tarta. Corta el pastel en dos partes a lo largo; es más fácil hacerlo con un hilo especial o un cuchillo de sierra largo. Untar los bizcochos enfriados con crema, alisarlos y armar la tarta. Extiende la crema restante sobre los lados del pastel. Espolvorear la parte superior del pastel con cacao en polvo y refrigerar por unas horas.