¡Ensalada muy, muy jugosa y sabrosa, a pesar de la simplicidad! La nitidez del rábano suaviza perfectamente el jugo de la granada.
Limpiamos el rábano de la piel y lo rallamos en un rallador grueso. Picar la cebolla verde y unas hojas de menta.
Limpia la granada. Triture algunos de los granos con un mazo (o empujador) hasta que se libere el jugo.
Salar el rábano y verter el jugo de granada sobre él, mezclar. Al servir, espolvorea con cebollas verdes picadas y semillas de granada. ¡No hay necesidad de llenar con aceite!