Los irlandeses comenzaron a cultivar mejillones ya en el siglo XIII. Bajaron troncos de roble al agua y plantaron en ellos mejillones con huevos. Después de varios años, se formó una colonia, los moluscos crecieron y pudieron ser recolectados. Pero para nosotros es importante algo más: este producto es una auténtica bomba de proteínas y la proteína se absorbe perfectamente. ¡Y la mayor ventaja es el sabor! Los mejillones son realmente sabrosos, especialmente con salsa de ajo.
Paso 1

En una cacerola con aceite caliente a fuego medio, sofreír la cebolla, el ajo, el chile y el tomillo durante 1 minuto aproximadamente.
Paso 2

Colocar los mejillones, verter el vino, sal y tapar con una tapa. Cocine a fuego lento, revolviendo, durante unos 5 minutos.