Este es un gran plato de postre o desayuno para hacer en el invierno. Y también se pueden dar de comer a las personitas quisquillosas a las que no les gusta el requesón. Aquí sonará de una manera completamente nueva: suave, sabroso y agridulce.
Separar las claras de huevo de las yemas. Batir las claras en una espuma fuerte y moler las yemas con azúcar en polvo hasta que estén blancas.
Frote el requesón a través de un colador fino, póngalo en un tazón y mezcle con las yemas.
Luego agregue con cuidado las proteínas y el almidón, mezclando todo con una espátula de madera. Con la mezcla resultante, llene los recipientes para hornear, previamente untados con mantequilla. Metemos en el horno precalentado a 190°C y horneamos durante 12-14 minutos.
Pelar y pasar el kiwi por un colador, agregar el azúcar y la gelatina remojada en agua tibia. Mezclar bien y verter en moldes pequeños. Coloque en el refrigerador y deje reposar, 1 hora Sirva el soufflé caliente con gelatina fría.